Bueno, va, seamos realistas: los seres humanos tenemos más miedo al uso de las radiaciones ionizantes (tanto en la industria nuclear como en medicina) de lo que deberíamos, pensamos que está destruyendo nuestro medio ambiente y nuestra salud; ¡huimos de ellas como alma que lleva el diablo! La mayoría de la gente no sabe por qué tiene miedo; simplemente lo tiene. El miedo es libre pero sabemos que ¡el conocimiento nos hará libres! Aunque sea para elegir seguir teniendo miedo.
El hombre, desde que tiene conciencia, ha tenido una serie de sentimientos innatos, y uno de ellos, y quizá sea una de las características principales para su supervivencia, siempre ha sido el miedo. Limitador y beneficioso por igual, el miedo ha sido el culpable de guerras e incultura, y a la vez, inspirador de arte y colaborador para nuestra supervivencia…
El miedo, comenzó siendo algo positivo en las sociedades prehistóricas, que salvaguardaba a nuestros antecesores de los peligros que les acechaban (depredadores, inclemencias del tiempo, etc.), colaborando así en la supervivencia de nuestra especie. A medida que las sociedades fueron avanzando, las teorías sobre los temores fueron creciendo paulatinamente, siendo utilizado en muchas ocasiones por los grandes poderes para controlar a las masas y/o para moldear a las poblaciones a su antojo.
Desde las gárgolas de las catedrales hasta el cine de terror, el ser humano siempre se ha regocijado en sus miedos. Mientras que muchos de éstos se mantienen desde el principio de los tiempos (deidades malignas, la muerte, terrores sobrenaturales), otros se han ido refinando o apareciendo a medida que la sociedad avanzaba, como las fobias sociales o las angustias modernas. Muchos de estos miedos modernos han sido debidos al desconocimiento general de los ciudadanos sobre los agentes implicados, quizá entre ellos esté el miedo al uso de las radiaciones ionizantes.
En el caso de las radiaciones ionizantes, tal vez fue Hiroshima y Nagasaki que nada tenía que ver con la generación de energía nuclear. Quizá Chernobil dejó un gran poso difícil de digerir. Y de nuevo, Fukushima volvió a sacar todos esos miedos. O tal vez fueron los Simpsons, caricaturas ficticias de una ciudad ficticia, llena de un montón de personajes raros y extravagantes, de color amarillo y donde unos pocos trabajan en la central nuclear local. El dueño es adorador del dinero y entre los trabajadores muy pocos son responsables y cumplidores de las normas, más bien son inconscientes de lo que les rodea… Para colmo, el jefe de la seguridad nuclear es ¡¡¡Homer!!! Y todos sabemos cómo es Homer…
Aquí está el resultado final: la mayoría de la gente no sabe qué es la radiación ionizante, de dónde viene, cómo interacciona con los seres vivos, qué efectos biológicos provoca y con qué niveles de radiación, qué medios usamos para protegernos de ella, o qué beneficios obtenemos en los diferentes ámbitos de su uso pacífico, claro…; sólo saben que es aterradora, peligrosa y que produce cáncer… Tampoco saben que el 42% de la población desarrollará un cáncer o una leucemia a lo largo de su vida por causas no relacionadas con las radiaciones ionizantes. Realmente no les podemos culpar.
No enseñamos en la escuela a nuestros hijos el uso y los riesgos de las radiaciones ionizantes, y por lo general tratamos a los adultos como a los niños cuando se trata de hablar acerca de ellas. Los grupos interesados difunden sus ideas dirigiendo la información hacia sus intereses, ya sean económicos o geopolíticos, tomando lo más positivo o lo más negativo del uso de las radiaciones ionizantes en función del objetivo perseguido. Las radiaciones ionizantes acaban siendo un arma arrojadiza en manos de los diferentes grupos interesados debido a la falta de cultura radiológica de la población.
La percepción equivocada del riesgo puede producir que el público sufra daños psicológicos graves. Por ejemplo, en la población afectada de Chernobil hubo un aumento muy importante en la tasa de mortalidad debido al estrés y a la ansiedad causada por el impacto psicológico que sufrió la población. Claro que, a veces, es difícil confiar y creer en los gobiernos o en los organismos nacionales o internacionales encargados de controlar el uso de las radiaciones ionizantes, y menos aún, en los explotadores de las instalaciones radiactivas, visto lo visto hasta ahora… Merece la pena leer de nuevo el post de Gaspar Sánchez Celuloide Radiactivo I
¿Y de los Simpsons, qué? Bueno, ¡son nuestros héroes! Y los vemos sin pestañear…
Pero, ¿qué pasaría si todo lo que se ha contado a la población sobre la radiación, o que creíamos saber con certeza, era simplemente erróneo? ¿Qué pasa si nos enteramos de que nuestro miedo a la radiación ionizante se basa en un malentendido gigante y que, de hecho, estamos expuestos a la radiación cada segundo de cada día de nuestra vida? ¿O que la mayor parte de la radiación ionizante que recibimos no tiene nada que ver con las centrales nucleares, o con las minas de uranio, o incluso con las bombas nucleares?
El ciudadano español medio está expuesto a 1.6 mSv de radiación de fondo natural cada año y proviene de una variedad de fuentes que no se pueden evitar (como le pasaba al actor principal de “Las amistades peligrosas”: no lo podía evitar…). El fondo de radiación medio mundial es 2.4 mSv al año. Hay regiones habitadas en la tierra que están sometidas a un fondo de radiación natural superior a 200 mSv al año. Y allí, la mortalidad y la esperanza de vida son normales y las pruebas citogénicas no muestran diferencias significativas.
En este momento el edificio donde nos encontramos, el plátano que nos estamos comiendo, el avión que nos lleva a Río de Janeiro de vacaciones y, en general, la Tierra donde pisamos y el aire que respiramos están formados y rodeados de radiación ionizante.
Aún más, los procedimientos médicos que salvan vidas nos exponen a la radiación ionizante; en 2014, en España se recibe un promedio de unos 1.1 mSv por año debido a la irradiación médica. Las tomografías computarizadas, mamografías, radiografías, y un gran número de procedimientos de medicina nuclear ayudan a los médicos a salvar millones de vidas cada año.
En este sentido, la Asociación Americana de Físicos en Medicina (AAPM) y, en general, las sociedades científicas y organismos nacionales e internacionales relacionados con la protección radiológica de los pacientes reconocen que los procedimientos de imagen médica deben ser apropiados y llevados a cabo con la menor dosis de radiación coherente con la adquisición de la información deseada. La discusión de los riesgos relacionados con la dosis de radiación de los procedimientos de imagen médica debe estar acompañada por el reconocimiento de los beneficios de los procedimientos. Los riesgos de la obtención de imágenes médicas con dosis efectivas inferiores a 50 mSv para los procedimientos individuales o 100 mSv para múltiples procedimientos en cortos períodos de tiempo son demasiado bajos para ser detectables y pueden ser inexistentes. Las predicciones de la incidencia de cánceres hipotéticos y muertes en las poblaciones de pacientes expuestos a dosis tan bajas son altamente especulativas y deben ser evitadas. Estas predicciones son perjudiciales porque conducen a artículos sensacionalistas en los medios de comunicación pública que hacen que los padres de algunos niños les nieguen los procedimientos de imágenes médicas, colocando a sus hijos en riesgo sustancial al no recibir los beneficios clínicos de los procedimientos prescritos. Como ejemplo podemos ver cómo este trabajo científico: http://www.auntminnie.com/index.aspx?sec=ser&sub=def&pag=dis&ItemID=103512 es resumido en forma de noticia periodística: http://misaludnoesunnegocio.net/actualidad.php?p=12272&more=1&c=1&tb=1&pb=1 .
Los Físicos Médicos, las empresas relacionadas con el equipamiento necesario para obtener imágenes médicas y los Radiólogos continuamente se esfuerzan por mejorar las imágenes médicas mediante la reducción de los niveles de radiación y la maximización de beneficios de los procedimientos de formación de imágenes que implican el uso de radiaciones ionizantes.
Y aquí es donde me viene a la mente una de las frases de nuestro querido Abel González (gran argentino, amigo de la SEPR y de la SEFM y referente internacional en las cuestiones relacionadas con la Protección Radiológica (IAEA, ICRP, IRPA, UNSCEAR) cuando nos hablaba de la atributabilidad en los diferentes congresos y/o simposios que tuvimos el placer de compartir con él y de cómo explicarle a su tía María eso de los riesgos en el uso de las radiaciones ionizantes (Epistemología del Detrimento relacionado con la Exposición a la Radiación Ionizante: Atribución de Daño a Situaciones de Exposición). Él nos decía, refiriéndose a lo bajo que es el límite dosis para el público y su relación con el riesgo: “Señores, 1 mSv no es nada”.
Ahora repitan conmigo, poniendo ese acento argentino que tanto nos gusta: “Señores, 1 mSv no es nada”. Luego imaginaos a Abel diciéndolo con su profunda voz y seguro que ahora os parece realmente creíble y cierto. Pero, si además, la propia ICRP indica que los riesgos para el embrión son despreciables por debajo de 100 mSv. ¿Cómo es posible que le tengamos miedo a las bajas dosis y/o a las bajas tasas de dosis de radiación? ¿Quizá porque el límite de público se ha fijado en un valor tan bajo? “Señores, 1 mSv no es nada”.
Afortunadamente, el ser humano ha desarrollado mecanismos de reparación para minimizar los daños producidos por las radiaciones ionizantes y por otros agentes que pueden causar esos mismos daños. Vivimos y evolucionamos en un planeta radiactivo… Estamos adaptados…
En este punto, conviene recordar que el grupo Massachusetts Institute of Technology (Integrated molecular analysis undetectable DNA damage in mince after continuos irradiation at 400 fld natural background” Environmental Health Perspectives. 2012) indicó que la cadena de ADN en cada célula viva está sometida a unos 10000 cambios diarios, pero que los mecanismos de autorreparación los corrigen. La exposición a un nivel de radiación 400 veces superior a la media sólo produce 12 cambios extras. Ahora, que cada uno saque sus conclusiones…
Quizá, el miedo a la radiación nos ha impedido el uso de más energía nuclear y de hecho nos apoyamos en el carbón contaminante y en el gas natural. Quizá, ese miedo nos ha llevado a desarrollar un sistema de SUPERPROTECCIÓN RADIOLÓGICA y ahora no seamos capaces de valorar las cosas en su justa medida. El debate sobre los posibles efectos de las bajas dosis, perjudiciales y/o beneficiosos, sigue abierto y el modelo lineal sin umbral se sigue cuestionando.
Tenemos que hacer frente a nuestros temores sobre la radiación ionizante. ¿Cómo? Contando y difundiendo los conocimientos que tenemos sobre los efectos de las radiaciones ionizantes en los seres vivos y sus posibles riesgos. Hay innumerables webs (www.sepr.es, www.sefm.es, www.csn.es, https://rpop.iaea.org/RPOP/RPoP/Content-es/index.htm, http://www.radiologyinfo.org/sp/safety/index.cfm?pg=sfty_xray, ) donde aparece amplia información muy detallada sobre estos temas, pero la gente de la calle no lo sabe.
Este mismo blog, https://desayunoconfotones.org/, también contribuye a difundir estos conocimientos, aunque por ahora está más dirigido a los profesionales que trabajamos con las radiaciones ionizantes. Esperemos que este blog se acabe convirtiendo en una herramienta útil y de difusión, no sólo para profesionales, sino también para la sociedad en general.
Deberíamos explotar más las redes sociales como Facebook y Twitter:
https://www.facebook.com/SocEspPR
https://twitter.com/SocEspPR
Las sociedades científicas, los organismos nacionales e internacionales, los organismos reguladores y los gobiernos deberían participar e informar a la población utilizando adecuadamente los medios de comunicación para formar a los ciudadanos en el uso de las radiaciones ionizantes y en sus riesgos. La percepción del riesgo solo se puede modificar a través de una adecuada COMUNICACIÓN durante todas las etapas del proceso de diseño, construcción y operación de la actividad o elementos que determinan el riesgo. Quizá, ahí, las sociedades científicas tengan mas credibilidad.
En este sentido, merece la pena dedicar unos minutos a leer lo que nos cuenta sobre la percepción del riesgo y protección radiológica otro compañero argentino R. Touzet en (hoy me ha dado por los argentinos).
Al final, LAS COSAS NO SON COMO SON, SINO COMO LA GENTE CREE QUE SON.
En 1957 Walt Disney creó un documental para educar en el uso de la energía nuclear, «nuestro amigo el átomo» http://vicente1064.blogspot.com/2013/08/pelicula-nuestro-amigo-el-atomo-1957.html?m=1
El report de Disney es parcial, pues omite el tema de los residuos y lo vende como una energía fácil de domesticar e inofensiva.
Las catástrofes siempre impactan más que las alegres noticias, de hecho se necesita escuchar 5 noticias agradables para compensar 1 mala (http://evolucionyneurociencias.blogspot.com/2012/12/el-sesgo-de-negatividad-lo-malo-es-mas.html?m=1)
Así q sugiero promover a los centros educativos a realizar visitas a instalciones radiactivas: industria y sanidad. Creamos una petición a Wert?
Enhorabuena por el post, Pedro, y bienvenido. Esperamos contar con tus colaboraciones con más frecuencia.
Totalmente de acuerdo Xavi. Este fin de semana, visitando Lemoniz con Naia Pereda e Igor Campillo hablamos de que sería un buen sitio para construir un centor temático sobre energía nuclear, con el máximo rigor, sin ocultar los riesgos y los accidentes ocurridos, explicando la tecnología visitando las «tripas» de un reactor y el proceso de generación. Pero no parece fácil conseguir por toda la carga visceral que tiene la energía nuclear.
uf. estupenda UTOPIA. Para eso deberías dejar de ser un magnifico radiofisico para rebajarte a político español medio. Asi podrías entrar ‘en su juego’. Aunque los políticos no usan reglas en los juegos. (ya me liao)
Ayer, sin ir más lejos, visitamos las ruinas de la Central Nuclear de Lemoniz. Una expresión social de rechazo brutal (y terrorista) como consecuencia de este miedo que denuncias.
Ole ole ole! Me ha encantado Pedro!! Toda la razón en todo!
Eres un maestro de la divulgación y la difusión.
Besos
Hola, soy estudiante de medicina y tengo varias dudas.
De tu artículo he entendido que las radiaciones están en todos lados y que las centrales nucleares no son tan malas como la pintan, y que la mayoría de los cánceres no se producen por causas de radiación.
Pero entonces no me explico por qué aumentan los casos de cánceres tras un accidente nuclear, o por qué han aumentado en general en los últimos años en los cuales las radiaciones artificiales son cada vez más comunes.
Quizás el organismo esté preparado para la dosis de radiación natural, pero no para el extra de radiación artificial. No sé, no entiendo tanto como vosotros de este tema, pero no me convence mucho esto de que no pasa nada con las centrales y me gustaría que alguien me aclarase el por qué del aumento de riesgo de cáncer y mutaciones en zonas cercanas a centrales y desastres si supuestamente no son del todo perjudiciales.
Partimos de la base de que las radiaciones ionizantes no son inocuas. Pueden producir efectos biológicos (tisulares o estocásticos). Al ser ionizantes, cualquier dosis, por baja que sea, puede producir un daño. Uno de los posibles efectos es la inducción del cáncer. Pero el cáncer no solo se produce por la interacción con las radiaciones ionizantes. Hay miles de agentes y factores que pueden producir cáncer. La cuestión es evaluar adecuadamente el riesgo de cada uno de los agentes. Como indico en el post, el riesgo de inducción de cáncer por recibir bajas dosis (menos de 50 mSv) es despreciable. Sabemos qué pasa cuando recibimos altas dosis debido a las consecuencias de las bombas atómicas y por los accidentes nucleares y radiactivos de nuestra cercana historia. Usamos esos resultados para crear los pilares de la protección radiológica y la aplicamos a nuestra actividad donde las posibles dosis que recibimos son muy bajas. Los tres pilares son: Justificación, optimización y limitación (trabajadores y púbico, para los pacientes no hay límites sino valores de referencia en función de la práctica). Si quieres saber más puedes seguir los videos de mi canal de youtube: http://www.youtube.com/playlist?list=PLKtYyYOWzy-MtJwHSAHsjczqooFVM8rMb
La cuestión es la percepción… Tú piensas que hay más cánceres cerca de las centrales nucleares… y claro, que son debidos a las radiaciones ionizantes…
Deberías leer atentamente la siguiente web: http://www.foronuclear.org/consultas-es/el-experto-te-cuenta/estudios-epidemiologicos-de-las-instalaciones-nucleares
Por si acaso te resumo lo más importante:
“La realización de estudios epidemiológicos no es sencilla, requiere de una gran preparación, una identificación precisa de todos los parámetros que intervienen en el estudio y sus interrelaciones, un estudio detallado y en profundidad de las condiciones del entorno que pueden influir en la investigación, tiempo prolongado de observación, toma de datos ordenada y completa, medios adecuados y especialistas debidamente preparados para interpretar y manejar correctamente los datos, los métodos a utilizar y los resultados obtenidos.
Los análisis de efectos de la radiación a bajas dosis son muy difíciles de realizar:
• Dada su escasa incidencia, los efectos pueden quedar englobados o enmascarados por otras causas diferentes de las radiaciones que, con mayor frecuencia, pueden producir aislada o simultáneamente efectos similares.
• Desde el punto de vista metodológico estadístico, por su baja incidencia, es necesario estudiar muestras de población muy amplias y a lo largo de varias generaciones y junto con muestras de población de contraste (muestra de control) también muy grandes, que no haya sido expuesta a las radiaciones y cuyos factores ambientales sean los mismos.
• El hombre se encuentra sometido de forma continua a la radiación natural (la radiación cósmica y la de los elementos radiactivos contenidos en la superficie terrestre) junto con la artificial (usos médicos o industriales de la energía nuclear, TV, ordenadores…) por lo que existe una mayor dificultad al discernir los producidos por una u otras fuentes de radiación.
El último estudio realizado en España es «Posible impacto radiológico de las instalaciones nucleares y radiactivas del ciclo sobre la salud de las personas» realizado en colaboración por el Instituto de Salud Carlos III y el Consejo de Seguridad Nuclear (inicio 2006 – presentación resultados mayo 2010).
En respuesta a una demanda social sobre el posible impacto de las instalaciones nucleares y radiactivas en la salud de las personas, el Congreso de los Diputados instó al Gobierno en diciembre de 2005 a realizar un Estudio Epidemiológico. Por ello, el Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Ciencia e Innovación y el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) suscribieron un acuerdo para colaborar en su realización.
En total, se han estudiado 1.000 municipios y más de 8 millones de personas en el tiempo que abarca el estudio (desde el inicio de la operación de cada instalación hasta 2003).
El estudio ha concluido que las instalaciones nucleares NO afectan al riesgo de cáncer de las personas. El resultado presentado en mayo de 2010 coincide con otros estudios realizados en países como Estados Unidos, Francia o Inglaterra y ratifica el anterior del Instituto de Salud Carlos III llevado a cabo en 1999.
• Entre los resultados destacados se encuentra que las dosis estimadas acumuladas que habría recibido la población de las áreas de estudio son muy reducidas, en promedio unas 300 veces inferiores a la radiación natural presente en el entorno de las instalaciones. Asimismo, están muy por debajo de las que podrían relacionarse con efectos en la salud de las personas.
• No se ha detectado un incremento de la mortalidad por cáncer asociado al funcionamiento de las instalaciones.
• No se han detectado incrementos de mortalidad por cáncer debidos a la radiación natural.”
Como ves, este estudio concluye lo contrario de lo que tú y la mayoría de la sociedad cree. Este estudio está realizado por Instituto de Salud Carlos III y por el Consejo de Seguridad Nuclear (único organismo competente en materia de seguridad nuclear y protección radiológica en España). En principio son instituciones serias y de reconocida solvencia. Yo no dudaría de su saber hacer ni de su independencia e imparcialidad. Las personas encargadas del estudio son científicos y personas de reconocido prestigio.
Es todo una cuestión de percepción del riesgo…
Por cierto, sabías que en España mueren cada año unas 50000 personas por causas relacionadas directamente con el tabaco… y que se estima que fumar 20 cigarrillos al día supone una pérdida de 2370 días de vida (6,5 años) y que recibir 10 mSv (equivalente a un TC de abdomen - pelvis) cada año durante 30 años solo supone una pérdida de 30 días de vida…
Sin embargo, fumar se asume sin ningún problema, es algo social y asumido. Todo el mundo sabe que es malo pero como mata muy despacio… y si le toca que le toque… y encima es estocástico… Anda!!! Como el efecto de las radiaciones ionizantes…
Quizá sea porque las radiaciones ionizantes no se ven y porque sabemos poco de ellas…
Espero que esto te ayude a entender algo mejor este farragoso mundo…
Por cierto, los accidentes nucleares y radiactivos son otra historia… Son eso… accidentes que hay que evitar por todos los medios.
Creo que una de las informaciones que más puede ayudar a los no especialistas a entender hasta que punto se tiene una idea exagerada de la peligrosidad de la radiación es conocer que existen regiones en el planeta donde el nivel de radiación natural al cual están expuestas las poblaciones que las habitan es muy superior a los niveles de dosis asociados a las prácticas médicas y, por supuesto, a los niveles de dosis a los que están expuestos aquellos que habitan en la proximidad de las centrales nucleares. Una de estas regiones de alta dosis natural es Ramsar, en Iran, donde la dosis anual media es de 6 mSv, sin que se observe un incremento de la incidencia de cáncer. El 80% de la radiación colectiva a la que está expuesta la humanidad tiene un origen natural y ha estado siempre presente. Pero la variabilidad entre las regiones en muy muy grande, y pasa de valores del orden de 1 mSv/año a los 100 mSv/año de Ramsar. De las fuentes no naturales, el 98% es de origen médico, y el resto industrial o bélico.
Excelente, riguroso, muy bien explicado, y exquisitamente argumentado. Felicitaciones de parte de un médico nuclear.
Buenas tardes, en un tratamiento de ortodoncia es normal un uso desmesurado (según mi opinión) de cantidades «exageradas de radiacción).
Sin ir más lejos un familiar ya lleva 2 TAC Cone Beam (CBCT), 4 ortophamtografias y 4 radiografías intraorales. Yo sinceramente soy muy respetuoso con el tema de la radiación y para mí, cuanta menos mejor.
Creo que esta alta cantidad de pruebas para un tratamiento de ortodoncia es excesivamente exagerado. Yo realmente estoy muy asustando por la gran cantidad de pruebas radiológicas a las que se ha sometido, es cierto que se han repartido en casi 3 años pero sigo pensando que es exagerado, e incrementan considerablemente el riesgo de padecer algún tipo de tumor.
No sé cual es vuestra opinión, lo mismo quién está equivocado soy yo y realmente las dosis a las que se ha visto sometido no son tan elevadas como parece.
Quisiera saber vuestro punto de vista, ya que he visto que habláis con un gran rigor científico y de forma objetiva.
Muchas gracias