Nazis, guerra fría y radiaciones ionizantes

Es conocido que la Segunda Guerra Mundial empujó al mundo a la era radiactiva y provocó un antes y un después en la Ciencia y la Tecnología. Los engendros de la ciencia fueron grandes y monstruosos. Como primigenios lovecraftianos, nacieron la bomba atómica y los reactores nucleares, se desarrollaron también los propulsores que nos enviarían al espacio, los aceleradores de partículas, los radares, el primer ordenador y todo tipo de cacharros vinculados a éstos… algunos, se podían haber quedado en el armario.

En este periodo convulso, más allá del famoso proyecto Manhattan, existen infinidad de historias que forman parte del nacimiento del mundo radiactivo. Por ejemplo, durante la prueba Trinity, la primera explosión de un arma nuclear de la historia, en el desierto de los Álamos existió el temor a que pudiera llegar a destruir Nuevo Méjico e incluso a incendiar la atmósfera del planeta entero. Entre los científicos del proyecto Manhattan se hicieron apuestas sobre lo que ocurriría exactamente. Esta historia recuerda un poco a la que circuló sobre lo que iba a pasar al encender el LHC, en concreto, sobre si se crearían agujeros negros que absorberían todo el planeta. Como se puede ver la historia tiende a repetirse.

La idea de este post surgió cuando leí la noticia de que se había descubierto el búnker de los ensayos nucleares de Hitler. No es una noticia reciente y quizá alguno ya la conozca, de hecho es de diciembre del 2014, y resulta que además de vieja es falsa, dado que más tarde, en enero del 2015, un grupo de expertos reconoció que los túneles nazis encontrados se destinaron a otras finalidades. Víctor Barrondo ya nos habló hace unos meses de la serie “The Heavy Water War”, en la que se relatan las operaciones realizadas durante la Segunda Guerra Mundial por los aliados con el fin de impedir que Alemania adquiriera agua pesada, material que potencialmente podría ser usado para crear armas nucleares. Pero yo hoy me voy a centrar en otras dos historias menos conocidas, y que aunque puedan sonar increíbles, son ciertas.

El proyecto Amerika Bomber

Silbervogel_3Ya en la temprana década de 1930, mucho antes de la Segunda Guerra Mundial, el ingeniero aeronáutico austriaco Eugen Sänger y su mujer, la matemática Irene Bredt, desarrollaron la idea de un avión suborbital, llamado “silbervogel”, que sería capaz de llegar de Alemania a Nueva-York sin repostar. Fue uno de los primeros diseños de nave espacial de la historia y su concepto no difería tanto de las actuales lanzaderas de la Nasa. El avión se aceleraba inicialmente sobre un raíl impulsado por 36 motores de tipo V2 (las bombas motorizadas que usaron los alemanes para bombardear Londres), para después abandonarlo e iniciar una segunda fase con un enorme motor de unas 100 toneladas de peso que le permitirían llegar al espacio y “deslizarse” hasta Estados Unidos.

Fue en plena Guerra cuando esta idea se vinculó con el proyecto Amerika Bomber, cuyo objetivo era bombardear Estados Unidos desde Alemania. El promotor del proyecto fue el ingeniero alemán Oberst Siegfried Knemeyer y consistía básicamente en desarrollar un avión capaz de llevar una bomba de silicio radiactivo en forma de arena que explotara sobre Nueva York provocando una aniquilación masiva de la población por envenenamiento radiactivo. Quizá no fuera tan espectacular como una bomba nuclear pero provocaría sin lugar a dudas el pánico entre la población.

Para ello se trabajó desde tres frentes increíblemente avanzados para la época pero también, por difícil que sea de creer, factibles: aviones a reacción, el A-9 de Wernher von Braun (padre del proyecto Apolo); las alas-volantes de seis turborreactores de Reimar Horten (el Ho 18A) y el Silbervogel de Eugen Sänger. Sobre esta historia David Myhra escribió el documental “El plan Nazi para bombardear la ciudad de Nueva York”.

Hoy en día, por suerte, las bombas radiológicas han perdido parte de su “encanto” militar. Básicamente el problema de las bombas sucias, o bombas que matan contaminando radiactivamente, es que su poder de destrucción no es tan alto. Su principal daño se produce desde un punto de vista económico y psicológico (además, para este fin, las armas biológicas son mucho más efectivas). Esto es debido a que los efectos inmediatos de esta clase de bombas sucias no van mas allá de los daños que hace la bomba propiamente. Dada esta falta de inmediatez se puede actuar para minimizar los daños producidos por la bomba.

El proyecto no llegó a llevarse a cabo, no por falta de vialbilidad, sino por el final de la guerra y la cada vez más acuciante falta de recursos de los Nazis al final de ésta.

Submarinos, automóviles y aviones nucleares

Tras la Segunda Guerra Mundial llegó la época dorada de la energía nuclear. La fisión y la radiactividad estaban de moda, sobretodo desde el punto de vista militar, donde se había visto el gran potencial que este tipo de energía poseía.

La radiactividad abrió las puertas a una forma de obtener energía casi ilimitada que encontró su uso en los submarinos radiactivos. Estos empezaron a investigarse ya en los 40 y culminaron con la botadura del primer submarino nuclear de la historia, el USS Nautilus en 1955.

ford_nucleonMenos conocido es el Ford Nucleon, automóvil diseñado por Ford Motor Company en 1958. Este curioso coche funcionaría con un pequeño reactor de fisión nuclear (Si Doc Brown lo hubiera sabido Regreso al futuro III hubiera sido una peli muy corta). El proyecto fracasó y coche no se llegó a fabricar, por una parte por la pérdida de glamour que sufrió la era nuclear a medida que el optimismo inicial se difuminaba en la guerra fría y por otra, porque no se consiguió desarrollar un reactor nuclear lo suficientemente pequeño y seguro.

convairx6Otro proyecto que cayó en saco roto fue el de la aviación nuclear. Total, si servía para los submarinos, ¿por qué no para los aviones?. Desde el inicio de la guerra fría y antes del desarrollo de los misiles intercontinentales surgió la idea de desarrollar el bombardero perfecto, rápido y con autonomía ilimitada. Y en plena era nuclear, en mayo de 1946 las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos iniciaron el proyecto NEPA (Nuclear Energy for the Propulsion of Aircraft). El proyecto se empezó a desarrollar con la idea de montar un reactor nuclear en un avión y hacer que sus tripulantes sobrevivieran. Se llegó a construir un prototipo, el NB-36H del tipo Convair X6 Crusader, que realizó unos 50 vuelos de prueba entre los años 55 y 57.

Finalmente el proyecto murió con el desarrollo de los misiles intercontinentales debido también a la gran cantidad de problemas técnicos que iban surgiendo. La respuesta de los rusos fue el Tupolev Tu-119, un bombardero Tu-95 al que se le incorporaba un reactor nuclear. Este trasto también realizó 34 vuelos de prueba y murió por las mismas razones que su contraparte estadounidense.

cadillac_world_thoriumHoy en día lejos de estar obsoletas, estas tecnologías están teniendo su segunda oportunidad y en un futuro próximo es posible que tengamos nuevas sorpresas. Prueba de ello es el Cadillac World Thorium un coche proyectado en 2009 por Cadillac que funcionaría con un motor de Torio. Lejos de quererse producir, éste coche sólo se proyecto como un diseño conmemorativo del centenario de la marca, sin embargo, demuestra que la idea aún ronda en los estudios de los diseñadores de coches.

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